Parecería que éste fuera a ser un artículo en contra de las sopas de letras, pero no. La dirección que vamos a tomar no va a ser el manifiesto anti-pasatiempos, que de hecho son la elección para pasar un rato diario y entretenido en nuestros hogares. A continuación os hablaremos de las Sopas de Letras y la Estimulación Cognitiva.
Los sudokus, los autodefinidos, incluso hacer un rosco casero a lo Pasapalabra, puede tener múltiples beneficios para nuestro cerebro, como aumentar nuestra capacidad de concentración, y la gestión del estrés, hacen que obtengamos mejores estrategias de razonamiento e incluso activa nuestras neuronas, para que se comuniquen mejor entre ellas. Sin duda, es mucho mejor que quedarnos viendo el televisor sin ningún propósito.
Sin embargo, esto no es ni mucho menos la panacea de las diversas enfermedades neurodegenerativas. Si bien podemos encontrar los beneficios descritos anteriormente, éstos, no dejan de ser un parche para una brecha más grande.
Los trastornos neurodegenerativos como la enfermedad de Alzheimer, la demencia frontotemporal, la demencia con Cuerpos de Lewy y el Parkinson, entre otros, se ven mitigados y ralentizados con el apoyo principal de una estimulación cognitiva, en consonancia con tratamientos farmacológicos y, en mucha menor medida, la aplicación de otras tareas más de naturaleza de ocio como los pasatiempos.
Actualmente, debido a la presencia de múltiples herramientas electrónicas, como los ordenadores y tablets, así como otros aparatos computarizados como la realidad virtual, han proliferado múltiples métodos aplicados en pacientes con trastornos neurodegenerativos. Si bien estamos en la era de la tecnología, la realidad virtual no está al alcance de toda la población, ni económicamente, ni en entendimiento de la misma. Por tanto, la modalidad más común de aplicación de estimulación cognitiva es en los centros públicos y privados, llevados por profesionales de la neuropsicología y gestionados multidisciplinarmente.
La terapia de estimulación cognitiva, también denominada por sus siglas TEC, se aplica a través de múltiples ejercicios: desde talleres, juegos de mesa, actividades de escritura, lenguaje, orientación, entre otras; hasta ejercicios virtuales aplicados a través de ordenadores o tablets.
Si bien los trastornos neurodegenerativos son investigados desde diferentes disciplinas por la comunidad de las neurociencias, aún no se ha encontrado un consenso sobre cuál es el método por el cual pueden ser prevenidos en su totalidad. Sin embargo, la evidencia nos muestra que las TEC son uno de los métodos no-farmacológicos por los que sí se puede prevenir la aparición de sintomatología asociada a la degeneración cognitiva de forma temporal. Es decir, aunque no podamos evitar que dichas consecuencias aparezcan, podemos decidir si dejamos que esto ocurra poniéndonos una venda e ignorando el problema, o facilitar una mejora a nivel cognitivo y social de la persona.
Hemos hablado mucho de las consecuencias cognitivas, pues somos profesionales de ello y nos quedamos en los tecnicismos. Sin embargo, algo que es común para toda la población y que es cuasi-comprobable por la gente ajena a la disciplina, es la mejora emocional y social; y es que ignoramos ocasionalmente que la persona que posee un trastorno neurodegenerativo se encuentre contenta y rodeada de apoyo por parte de familiares, amigos e incluso compañeros y compañeras del centro de TEC.
Hay un término que los profesionales de la materia conocemos como “anosognosia”, también denominado como la falta de conciencia de enfermedad. Hay parte de la población que se niega a admitir sus capacidades, pero quienes son conscientes de lo que fueron capaces y ahora no, debido a los estragos de la edad (un deterioro normal) o debido a la conciencia de poseer un trastorno neurodegenerativo, tiene un impacto negativo en su autoestima y emocionalidad.
De hecho, una de las partes más importantes de la estimulación cognitiva no es tratar al paciente como números y hechos estadísticos, sino recordarle que es capaz de realizar muchas actividades, que posee apoyo tanto del equipo terapéutico como de la gente de su alrededor, y que se pueda convertir en un proceso humano.
Por tanto, y ahora que conocemos toda esta información, sabemos que el estar rodeado de un equipo de profesionales que personalicen nuestra estimulación, nuestro tratamiento, que nos recuerden que no estamos solos en esto, que nos ayuden a, estar ayudándonos a frenar un destino inevitable, ciertamente no es tan solitario ni tan impersonal como quedarse en el sofá haciendo sopas de letras para estimulación cognitiva.
Pablo Bárcena Fernández