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Estimulación Cognitiva Madrid

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Preguntas frecuentes sobre demencia y tratamientos

La enfermedad de Alzheimer, a día de hoy, no tiene cura, pero sí se puede tratar para lograr que la enfermedad se desarrolle con la mayor lentitud posible. No se puede restablecer el nivel previo de funcionamiento ya que las funciones que se van perdiendo no se vuelven a recuperar pero se puede lograr el mantenimiento y fortalecimiento de las capacidades que aún están preservadas así como conseguir que el deterioro se vaya ralentizando Esto se logra mediante tratamientos con estimulación cognitiva que consiste en mantener y mejorar el funcionamiento cognitivo de las personas para lo que se realizan actividades que fomentan la memoria, atención, orientación y funciones ejecutivas (resolución de problemas, planificación…) entre otras.

Las pérdidas de memoria no tienen porqué estar relacionadas con la enfermedad de Alzheimer. A medida que vamos envejeciendo, nuestras funciones cognitivas van disminuyendo por lo que, las pérdidas de memoria pueden ser debidas a un envejecimiento normal. Dichas pérdidas, pueden ser prevenidas mediante la estimulación cognitiva, logrando que el deterioro sea menor y que las funciones se puedan preservar el mayor tiempo posible.

 

El deterioro cognitivo consiste en la pérdida de las funciones cognitivas que se produce por un envejecimiento normal. Las funciones que se ven más afectadas son la velocidad de procesamiento, la atención y la memoria. Si bien es verdad que el envejecimiento puede darse de forma patológica, siendo prematura o manifestándose como enfermedad de Alzheimer, el envejecimiento normal, también trae consigo el deterioro de las funciones cognitivas. Cuando ya se ha detectado el deterioro, éste se puede ver compensado con programas de entrenamiento cerebral. y si a lo largo de toda nuestra vida, ejercitamos nuestro cerebro con actividades físicas y mentales de manera habitual tales como caminar de forma habitual o realizar sopa de letras o crucigramas entre otras muchas actividades, lograremos retrasar la aparición del deterioro cognitivo.

La capacidad de la memoria va disminuyendo con la edad. Pero, en realidad, cuando decimos que con la edad disminuye la memoria no queremos decir que esto les suceda a todas las personas. Hay personas que conservan una memoria y unas facultades intelectuales extraordinarias durante toda su vida. Hay una mayoría que tienen, por muy diversas causas, peor memoria en la vejez que en la juventud y hay también un grupo que puede estar, según los diferentes estudios, entre el 30-50 % de personas de mayores de 65 años, al que esos problemas de memoria les producen numerosos olvidos cotidianos (olvidar el nombre de las personas, dónde se ha puesto un objeto, olvidarse de apagar la luz o el gas, etc.). Decimos que estas personas tienen “Pérdida o alteración de la Memoria Asociada a la Edad”.

Las causas de los problemas de memoria por la edad son:

  • Cambios biológicos: Transformaciones en el cerebro que dificultan los procesos de memoria (disminución de neuronas, disminución de algunos neurotransmisores cerebrales, modificación de la circulación cerebral…), problemas de vista y oído que impiden registrar bien la información, etc.
  • Cambios psicológicos o de comportamiento: menor utilización de las facultades que cuando se era joven, pensamientos negativos de la propia capacidad como “ya soy viejo y no puedo hacerlo mejor”, estrés o preocupaciones, la falta de empleo de estrategias de memoria o su uso inadecuado, el poco esfuerzo ante un problema de memoria, etc.
  • Cambios sociales: disminución de las relaciones con los demás, aislamiento, falta de interés por las cosas, etc.

En resumen, no hay una única causa, sino que intervienen diferentes factores. Algunos de estos factores se pueden cambiar y, por lo tanto, mejorar la memoria, mientras que otros no pueden  modificarse.

Según los estudios del Centro de Prevención del Deterioro Cognitivo los olvidos más frecuentes son:

  • Tener una palabra en la punta de la lengua, no poder recuperar una palabra. Le ocurre casi al 94 % de las personas.
  • Olvidar los nombres de personas (94 %).
  • No saber dónde se ponen las cosas, por ejemplo, las gafas, la cartilla… (93 %).
  • Tener que comprobar varias veces si se ha hecho una determinada tarea, que suele ser automática, como apagar el gas, cerrar la puerta…(86 %).
  • Olvidar un mensaje o un recado recibido ayer o hace unos días y a veces tener que pedir que lo repitan (86 %).
  • No recordar un cambio en las actividades, por ejemplo, que hoy se debe hacer una tarea especial o ir a un sitio específico, y seguir la rutina (78 %).
  • Olvidar cuándo ocurrió algo, si fue la semana pasada o antes (77 %).
  • Tener dificultades para aprender una nueva habilidad (76%).
  • Olvidar lo que se acaba de decir (76 %).

Algunas personas tienen trastornos de memoria como no recordar si han apagado el gas, si han cerrado la puerta, dónde han dejado ciertos objetos… Las personas que sufren estas alteraciones, decimos que tienen Pérdida de Memoria Asociada a la Edad. Esta alteración no es una enfermedad, se da en una persona sana, sin enfermedades orgánicas ni psicológicas, y está comprobado que si estas personas realizan Programas de Estimulación Cognitiva, donde se les enseña a practicar estrategias y técnicas, mejoran mucho los problemas de olvidos cotidianos que presentan. En la demencia se ve afectada la memoria de modo mucho más grave y además se alteran otras funciones corticales superiores que no se afectan en las personas normales: el lenguaje, el juicio, el cálculo, la orientación, el control emocional, etc. Un estado intermedio entre los trastornos de la memoria por la edad y la Demencia es el Deterioro Cognitivo Leve o Ligero. Estas personas padecen ya una alteración importante de la memoria y algunas de ellas pueden padecer en el futuro una demencia.

La enfermedad de Alzheimer es una enfermedad neurodegenerativa que provoca una serie de limitaciones en las personas que la padecen.

Algunas de las primeras características que pueden mostrar las personas con esta enfermedad son:

  1. Pérdidas de memoria (no recuerdan el nombre de algún familiar, durante una conversación dejan de hablar al no recordar qué querían decir…)
  2. Desorientación espacial y temporal.
  3. Alteración del estado de ánimo.
  4. Problemas de atención.
  5. Enlentecimiento del habla y la comprensión.

Según va desarrollándose la enfermedad el deterioro va siendo mayor llegando a interferir en la vida social, y laboral del enfermo acentuándose las pérdidas de memoria y atención, así como la desorientación. Por todo ello, es recomendable que el enfermo esté correctamente diagnosticado y lleve un tratamiento adecuado a su caso.

En Neurona Academia Cognitiva realizamos terapias de estimulación cognitiva que ayudan a las personas a fortalecer las capacidades que tienen preservadas y a reforzar las que comienzan a verse deterioradas.