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Alteraciones del sueño y deterioro cognitivo

Los trastornos del sueño son muy diversos y se pueden manifestar como somnolencia diurna, disminución de la duración y calidad del sueño y alteraciones en la arquitectura del sueño, que implican una reducción en la eficacia del descanso nocturno.

Aunque las alteraciones de sueño pueden aparecer a cualquier edad y por diferentes motivos, en los adultos mayores es muy común y en concreto es más prevalente si presentan deterioro cognitivo leve o Enfermedad de Alzheimer, llegando a afectar a un tercio de las personas con esta condición.

Cuanto más grave es el deterioro cognitivo, hay más incidencia de trastornos del sueño y a su vez, una mala calidad del sueño se asocia con un empeoramiento de las funciones cognitivas, afectando al desempeño de las actividades del día a día y al bienestar psicológico.


 

¿Qué medidas se pueden tomar para mejorar el descanso nocturno?

Aunque la terapia farmacológica es la más empleada, las medidas de higiene del sueño son las intervenciones menos agresivas para el paciente y en general son sencillas de implementar. Comprenden una serie de hábitos de conducta que facilitan el comienzo o el mantenimiento del sueño. Entre las pautas de higiene del sueño destacamos las siguientes:

  • Mantener un horario fijo para acostarse y levantarse todos los días.
  • Estar en la cama solo para dormir, no para ver la televisión, ni escuchar la radio, etc., ya que permanecer durante mucho tiempo en la cama aumenta la posibilidad de que se produzca un sueño fragmentado y ligero.
  • No echar siestas largas. Como máximo una siesta de 20-30 minutos.
  • Evitar la cafeína y la teína por la tarde, ya que alteran el sueño.
  • Evitar consumir tabaco y alcohol en la medida de lo posible, ya que además de sus efectos negativos para la salud interfieren en el sueño.
  • Practicar ejercicio al menos una hora al día, preferentemente por la tarde y siempre al menos unas 3 horas antes de acostarse.
  • Mantener el cuarto donde se duerme a una temperatura adecuada, con niveles mínimos de luz y ruido.
  • No hacer cenas copiosas ni acostarse con hambre. Esperar mínimo 2 horas después de la cena para acostarse. Si se come algo antes de acostarse, preferiblemente que sea un vaso de leche templado, un poco de queso o galletas. Evitar el chocolate, alimentos que contengan mucho azúcar y líquidos abundantes.
  • Si la frecuencia urinaria es un problema para el anciano, reducir el consumo de líquidos por la tarde (cuidado con los diuréticos, no tomarlos por la noche).
  • Evitar hacer actividades intensas o estresantes antes de irse a la cama.
  • Es positivo estar al aire libre y tomar el sol con precaución, evitando las horas de mayor peligro (de 12 a 16 horas).
  • Establecer una rutina antes de irse a dormir: cepillado de dientes, ejercicios relajantes (respiración, meditación).

 

Es importante garantizar la calidad de vida de nuestros mayores y su salud, por lo que cuidar su descanso nocturno es fundamental. Siempre es aconsejable que consulte a su médico el mejor tratamiento adecuado para cada situación.

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Un comentario

  1. Me parece excelente el artículo, me gustaría saber como abordar esta situación de insomnio en jóvenes

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